El Tribunal
Supremo sienta en el banquillo de los acusados a doce de las dieciocho personas
encausadas, puesto que, cinco son de la mesa del parlamento y Maria Moya de la
CUP, serán enjuiciadas por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
Después de un año
de prisión preventiva, donde se ha negado la liberación de los prisioneros y
prisioneras, argumentando que se ha intensificado el riesgo de fuga, alegando
tener todo un movimiento o plataforma independentista al extranjero. Por fin,
el doce de febrero empieza el juicio. Un juicio muy esperado sobre todo por los
mismos internos. Por primera vez se podrán expresar con su voz y en todo el
mundo todos los hechos que sucedieron, sobre todo el 1-O, pero también los
hechos ante 20-09 ante las puertas del departamento de Economía y, que afectan
los dos Jordi.
La fiscal general
del Estado, María José Segarra, afirmó muy contenta, que el juicio sería
televisado y en directo, ofreciendo de este modo credibilidad y transparencia.
Pero, negando a los observadores internacionales su presencia en la sala. Todos
sabemos que no es lo mismo, la televisión ofrece un plano cerrado, no en su
amplitud, por lo tanto, se pierden muchos detalles que pueden ser
significantes.
La sombra de
Estrasburgo los inquieta, aparte de todas las irregularidades en la fase de
instrucción por el juez Llarena, ahora tenemos a VOX, que ejerce de acusación
popular, partido de ultraderecha, así como la Fiscalía y la Abogacía del
Estado.
No nos olvidamos de
que queda pendiente el juicio de los mossos de Escuadra, todo hace pensar que
una vez acabe este juicio, la Audiencia Nacional, haría la vista oral contra la
cúpula de los mossos de Escuadra. El mayor Josep Lluís Trapero, el exsecretario
general de interior, César Puig, el exdirector de los mossos de Escuadra, Pere
soler y la intendente Teresa Laplana.
Empieza la
función, pero, aquí el telón cuando baje puede ser la prisión.
Tessa Barlo
febrero - 2019
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