El pasado 4 de noviembre se fallaba el 42.º
Premio Herralde de Novela. De entre las 1.149 obras presentadas al galardón, el
jurado –compuesto por Aldo García (de la librería Antonio Machado de Madrid),
Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia
Sesé– decidió que se otorgase ex aequo a dos novelas: Clara y confusa, de
Cynthia Rimsky, y Los hechos de Key Biscayne, de Xita Rubert. Esto solo había
sucedido una vez en la historia del premio, en 1994, cuando se concedió a La ciudad
doble, de Carlos Perellón y a La historia del silencio, de Pedro Zarraluki.
Coincidiendo con la publicación, esta semana,
de las dos novelas ganadoras, hemos querido indagar sobre ellas a través de sus
autoras.

Clara y confusa, de la chilena Cynthia Rimsky
es, en palabras de Juan Pablo Villalobos, «una comedia romántica de
vanguardia», en la que «un plomero se enamora de una artista conceptual. La
prueba de amor (…) podría ser convencer a la crítica de arte más temida de que
valore positivamente la obra de la amada, abriendo la puerta de las becas, los
premios y las ventas». Pero hemos pedido a la propia autora si podría
definirnos ella misma su novela. Dice así: «Un plomero se pregunta si Clara, su
novia, lo ama. A partir de esa duda las pocas claridades que tiene en su vida
entran en un espiral de confusión que se extiende a la corrupción de su gremio
y del mundo del arte. Ahora, más que describir el libro me interesa aconsejar a
los y las lectoras que se dejen llevar por la lectura sin preocuparse de buscar
un mensaje, un sentido o de qué se trata. El sentido llegará después, como
ocurre en la vida, no nos detenemos a preguntarnos por qué nos gusta algo:
seguimos leyendo.»
1. ¿Cómo te enteraste de que habías ganado el
Premio Herralde y qué estabas haciendo en ese momento?
Estaba en una videollamada con una alumna y
llegó un correo de Silvia Sesé donde decía que estaban tratando de llamarme
porque había ganado el premio. A mi pueblo no llega la señal de teléfono y
suelo tenerlo en modo avión. Le escribí un mensaje a su WhatsApp y, como ella
estaba en otra llamada, me pidió unos minutos. En el intertanto pensé que podía
ser una broma. Se me hizo eterno hasta que escuché de su boca que era verdad.
2. Cuéntanos la elección de la portada y qué
significado tiene.
Es una foto que tomó María Aramburú y, además
de que aparece en la novela como una obra de Clara, tienen su propia historia.
Mi madre siempre me dijo que mi herencia en vida iba a ser una cuchillería de
una valiosa marca francesa que me podría salvar de un apuro. Hace poco viajé a
Chile a buscar el baúl con los cubiertos. La llave se había perdido y tuve que
forzar la cerradura, viajar con los cubiertos empaquetados en la maleta y pagar
sobrepeso. Una vez en casa, mientras los limpiaba, descubrí que no eran
franceses sino una marca común norteamericana, y valen poco más de lo que pagué
por traerlos.
3. ¿Has tenido ocasión de leer el libro
ganador de Xita Rubert? ¿Cómo lo describirías?
Acabo de terminar de leerlo. Creo que es un
libro provocador en su descripción de la vida de los latinos en esta isla de
Miami, y en la relación entre el padre y la hija adolescente. El libro destila
sensualidad y me gusta la tensión que atraviesa a la joven narradora, entre un
«let it be» algo anacrónico y un actual «no debiera estar pasando».
Los hechos de Key Biscayne, de Xita Rubert,
es, en palabras de Marta Sanz, «un relato prodigioso sobre violencia vicaria en
los tiempos en los que aún no se sabía nombrar. Xita Rubert lo hace con un
estilo perturbador que alumbra el reverso de los padres más simpáticos, cultos
y amorosos: la luz oscura que alimentaría incluso a Atticus Finch». La propia
autora describe así su novela: «Una familia española se muda a Miami y termina
inmersa en tramas ambiguas que rompen con las distinciones entre alta y baja cultura,
lo moral y lo corrupto, lo divertido y lo inquietante... Es el lector quien
debe decidir cuáles son los “hechos”, y si importa más lo que pasa, lo que
imagina o lo que sospecha. Entre los personajes latinos, italianos y
estadounidenses hay padres, cónsules, mujeres y confusión».
1.Cómo te enteraste de que habías ganado el
Premio Herralde y qué estabas haciendo en ese momento?
Acababa de mudarme a Nueva York y recibí la
noticia a las seis de la mañana. Estaba totalmente desorientada, habían sido
semanas de logística, maletas, quedarme sin llaves, ser abroncada por mi
casero. Fue muy sorpresivo y emocionante. Abracé a mi casero, que me dio un
empujón.
2. Cuéntanos la elección de la portada y qué
significado tiene.
Tiene un significado oculto que el lector debe
desentrañar, igual que el título. Como la historia sucede en Florida, durante
el proceso de escritura me empapé de esa cultura, y descubrí que en los años
veinte proliferaban las granjas de cocodrilos en esa zona. Las fotografías son
hilarantes y espeluznantes a la vez: la contraposición de la inocencia, el
humor y lo insólito que destila esa imagen también está en la novela, creo, que
se mueve entre lo bello y lo siniestro.
3. ¿Has tenido ocasión de leer el libro de
Cynthia? ¿Cómo lo describirías?
Estoy leyendo su libro anterior, Yomurí,
porque aún no tengo este. Hay algo en la escritura de Cynthia que está fuera de
este tiempo, y eso me atrae, una mezcla de imprevisibilidad e incorrección que
admiro, y me siento muy honrada de compartir con ella este premio.