Ayer tuvimos el placer de compartir " Nits vermelles "
con su autora, María Freixanet.
Este texto no se puede catalogar. Sentencia un viejo escritor de cejas grises y gafas redondas. La frente arrugada, la camisa sudada. Tapa el bolígrafo y lo hace rodar sobre una mesa de madera oscura, me mira de reojo mientras yo sostengo sus palabras con el corazón cogido. El reloj de pared me picotea los nervios, y el hombre que tengo delante sacude la cabeza. - No se puede catalogar - vuelve a decir, más para él que para mí - ni siquiera se puede explicar sin equivocarte del todo. - Y tico. Y taco. Y tico. Y taco. Y el reloj que no para y finalmente el viejo escritor se gira hacia mí. Me clava la mirada y me sonríe, satisfecho, me mira y me sonríe como si en lugar de una incógnita me estuviera ofreciendo una buena noticia.
El cordel que nos pasea por "Nits vermelles" es una historia de amor. Amor dulce, casi imperceptible, un acercamiento convencido y delicado entre dos personas que se gustan un poco y tienen previsto gustó mucho más. Mezclado con tanta miel, también vemos la tragedia, una pequeña tragedia llena de poesía, palabras cosidas, su ritmo y como bailan las palabras, como bailan las palabras para parlarnos de la vida, la vida que es maravillosa y terrible, todo al mismo tiempo, y sobre todo injusta.
Y " Nits vermelles" también es justicia. Un cúmulo de ideas, ideología y un atropello de emociones, y un relato de la historia y del momento político que nos está tocando vivir. Un momento extraño, desprotegido, de soledad, donde los derechos sociales disminuyen y los riesgos provienen de lugares incomprensibles. " Nits vermelles" es calor, fe en el alma humana; en la capacidad que tenemos las personas para luchar por lo que vale la pena. Este libro es imaginación. Relato. Poder. Pinceladas de pintura azul sobre una tela blanca. Y amor. Sobre todo amor.
Este libro se puede leer de principio a fin en una sola noche de color rojo.
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