Antonio Gamoneda, autor que declaró: “Tendré
que dejar de escribir, porque, con lo que gano con mi escritura, no puedo
vivir” (Mané Espinosa - Mané Espinosa)
Los creadores de más de 65 años han de elegir:
o pensión o derechos de autor
“Una legislación absurda, injusta y
destructiva de la cultura”, clama Antonio Gamoneda, poeta y premio Cervantes,
contra la reforma de la ley de Pensiones que entró en vigor en el 2013, y que
condena a los creadores mayores de 65 años a elegir entre cobrar la pensión o
percibir derechos de autor. Es decir, manda a la jubilación a los escritores,
músicos, cineastas y artistas más veteranos. “Es un disparate. Yo tendré que
dejar de escribir, porque, con lo que gano con mi escritura, no puedo vivir”,
declaró el poeta a Diario de León.
Las asociaciones de escritores y entidades de
defensa de los derechos de los creadores de todo el Estado están en pie de
guerra desde el 6 de noviembre, cuando difundieron el manifiesto Por el derecho
a seguir creando, en el que piden el cese inmediato de la campaña puesta en
marcha por el Ministerio de Ocupación y Seguridad Social que insta a los
afectados a escoger entre continuar manteniendo una vida intelectualmente
activa o la pensión de jubilación. El Gobierno, ahora en funciones, no les hizo
el menor caso y las asociaciones han convocado una reunión en Madrid el próximo
viernes con objeto de adoptar medidas de presión para que cambie la normativa y
de intercambiar información sobre los casos más sangrantes. Hay un autor que ha
recibido una multa de 100.000 euros, otro que ha perdido su pensión de 30.000
euros por haber cobrado 15.000 euros por derechos de autor. No quieren dar sus
nombres porque están negociando con la Seguridad Social la forma de pagar la
multa o la deuda. En Catalunya, sólo el 10% de los autores pueden vivir de lo
que escriben (libros, artículos, conferencias, cursos…). La medida causa “un
daño de proporciones incalculables al desarrollo intelectual de nuestro país
impidiendo que nuestros autores puedan seguir aportando en una etapa de su vida
en que el grado de madurez, experiencia y sabiduría puede ser volcado en
mejorar una sociedad cada vez más necesitada de peso intelectual. Más allá de
las consecuencias que puede suponer esta normativa en el plano personal de cada
autor, nos preocupa el daño que se produce al privar a toda una sociedad de las
aportaciones que puedan realizar nuestros creadores en una etapa de su vida en
la que el grado de madurez, experiencia y sabiduría debería ser cuidado y no
rechazado por obsoleto”, decía la carta entregada al ministerio.
“Mayoritariamente –dice Bel Olid, presidenta de la Associació d’Escriptors
Catalans– los escritores perciben pensiones cotizadas con trabajos que no
tienen nada que ver con su actividad como escritores. Después de trabajar el
doble toda la vida, compaginando el trabajo remunerado con la escritura, cuando
tienen tiempo de dedicarse plenamente, se les penaliza. Me parece indignante y
una falta de respeto hacia los creadores que aportan su esfuerzo para beneficio
de toda la sociedad”.
La ley establece que los escritores pueden
perder temporalmente la pensión si los ingresos por actividades profesionales
superan el salario mínimo anual, que actualmente está en torno a los 9.080, 40
euros y para el 2016 está en 9.172,80 euros. Dentro de estos ingresos no sólo
se cuentan conferencias o charlas, sino todos los derechos de autores, incluso
los que corresponden a obras escritas antes de la jubilación.
No es una demanda de privilegiados, si se
compara con las pensiones de políticos o con los ingresos por intereses
bancarios u otros ingresos financieros. Las obras pasan a ser de dominio
público a los 80 años de la muerte de los creadores (lo que no sucede con otros
bienes, como por ejemplo un piso) y los que perciben rentas más bajas no pueden
completar sus pensiones con el fruto de su conocimiento. Entre los afectados
están Caballero Bonald, Eduardo Mendoza o Javier Reverte, pero hay muchos otros
anónimos.
El sistema tributario castiga al escritor. Si
por una novela que le cuesta dos años de trabajo el editor le puede pagar un
anticipo de 6.000 euros, de este dinero tendrá que pagar un 20% a su agente, el
tanto por ciento correspondiente a Hacienda, más otros gastos... ¿Le quedan...?
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