Ha fallecido este miércoles 17-07,
en Roma a los 93 años
En Italia, una nación siempre
dividida, hay una persona que ha logrado unir a todo el país. Es el intrépido
comisario Salvo Montalbano, o más bien, su padre, el prolífico escritor Andrea
Camilleri, uno de los mejores autores de novela negra de todos los tiempos.
Camilleri ha muerto este miércoles en Roma a los 93 años.
El estado de salud del siciliano,
que desde hace años vivía en la capital italiana, preocupaba desde que el 17 de
junio entró en el hospital Santo Spirito en estado grave tras sufrir un
infarto. Después de ser sometido a reanimación y de seguir en condiciones
críticas, finalmente ha fallecido tras un mes ingresado.
En los últimos tiempos apenas salía
de su casa en el barrio romano de Prati. Cada vez que viajaba a su Sicilia
natal se daba cuenta que quedaban menos de sus amigos de infancia en Porto
Empedocle, donde nació en 1925. Ávido fumador, se le recuerda siembre con el
cigarrillo en la boca, y, pese a que estaba casi ciego, seguía dictando a su
asistente las aventuras que imaginaba del comisario Montalbano.
La vida de Camilleri dio un giro
completo en 1994, cuando publicó su segunda novela, La forma del agua, la
primera de la extensa saga que narraría la historia de Salvo Montalbano, un
afable y avispado comisario, fiel compañero y buen lector, que el escritor
bautizó en homenaje a Manuel Vázquez Montalbán.
Desde entonces su serie se ha
convertido en un inseparable compañero de las librerías italianas –aquí ha
vendido más de 20 millones de copias-, pero también de los lectores de todo el
mundo. Sus novelas se han traducido a más de 30 idiomas y le lograron en el
2014 el prestigioso premio Pepe Carvalho.
Hace pocos días salió su último
libro, Il cuoco dell’Alcyon (Sellerio), con el que se despide en las listas de
los más vendidos en Italia. Activo hasta el final, el año pasado volvió a los
escenarios interpretando en el Teatro Greco de Siracusa sus Conversaciones con
Tiresias, el adivino ciego más famoso de la mitología griega. Este mes de julio
tenía que acudir por primera vez al teatro de las Termas de Caracalla en Roma
para contar el primer fratricidio de la historia del hombre con L’Autodiffessa
di Caino.
Escritor constante, Camilleri se
levantaba durante años a las seis y media de la mañana para escribir cada día
delante de la máquina. Esto explica su prolífica obra. Ha escrito más de cien
libros, no sólo policíacos. Uno de los últimos es Ora dimmi di te (2018), una
toma pequeña dedicada a su bisnieta Matilda donde le cuenta la historia
reciente de Italia.
Aunque las andanzas de Montalbano
siempre hablaban de ficción en la ciudad imaginaria de Vigata, el comisario
buscaba la verdad detrás de asuntos de primera actualidad italiana como la
mafia, la corrupción, los feminicidios o hasta la llegada de migrantes.
Camilleri explicaba que era un hombre moderno, que pisaba el mismo país que el
resto, y que por lo tanto debía enfrentarse a los mismos problemas.
Su conciencia política empezó muy
joven. Hasta los dieciséis años era un convencido joven fascista, pero luego
leyó La condición humana, de André Ernaux, y cambió totalmente de opinión.
Militó durante años en el Partido Comunista, e incluso ahora, con su avanzada
edad, no tenía ningún problema en criticar el avance del populismo en Italia.
En una de sus últimas entrevistas, criticó el estilo agresivo de los políticos
actuales e incluso dijo que ver al ministro del Interior italiano, Matteo
Salvini, con un rosario, le daba ganas de vomitar.
Camilleri logró transmitir al mundo
su pasión por la lengua y el mar de su Sicilia, que estaba impregnada en todas
sus novelas. Tampoco quería hablar demasiado de la mafia, porque sentía que era
darle demasiada importancia. Dijo que se dio cuenta, gracias a su esposa
Rosetta Dello Siesto, que en realidad Montalbano era un fiel retrato de su
padre. Consiguió transformar su personaje en fenómeno con la adaptación de las
andanzas de su Montalbano en una serie protagonizada por Luca Zingaretti, con
quien siempre se entendió a la perfección. En la televisión italiana, la Rai,
ya lleva veinte años, todo un hito en este país.
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