21/02/2014
La última sesión del
Café con letras llevaba ayer en Cerdanyola al escritor barcelonés Albert
Sánchez Piñol quien presentó su éxito literario "Victus", el relato
del asedio y caída de Barcelona en 1714.
"La Guerra de Sucesión fue una
guerra de Castilla contra Cataluña, pero no de castellanos contra
catalanes", esta fue una de las conclusiones de la charla que el escritor Albert
Sánchez Piñol ofreció
ayer sobre su exitosa novela Victus en el marco del programa Café con letras y que
consiguió llenar a rebosar la sala de actos de MAC Can Domènech.
Para Sánchez Piñol, presentado por
el periodista de Cerdanyola Radio y Cerdanyola.Info , Xavier Poza , la Guerra de Sucesión Española no fue una guerra
"de bando bueno y de bando malo" porque, según remarca, "es un
tema absolutamente poliédrico, con muchos enfoques ".
Victus , publicada originalmente en
castellano por La Campana, vio la luz en 2012 para que su autor no quería que
coincidiera con el tricentenario y que el tacharan de oportunista. El año 2013
fue traducida al catalán.
La obra es una novela de ficción
histórica, con una gran recopilación de información rigurosa y una narración
ágil y potente. Victus es una obra sobre la Barcelona irreductible de 1714,
que sufrió un asedio desigual de trece meses y el bombardeo de más de treinta
mil proyectiles.
La obra se basa en una biografía
ficticia del teniente coronel Martín Zuviría, que con 98 años, narra desde Viena
y justo antes de la Revolución Francesa, sus memorias como ayudante real del
teniente mariscal Antonio de Villarroel durante la Guerra de Sucesión
Española, especialmente durante el Sitio de Barcelona (1.713-1.714).
Zuviría es la voz narrativa de la
novela, un personaje que Sánchez Piñol trabajó durante muchos años para
"debía ser quien explicara unos hechos de una grandilocuencia
extraordinaria y era muy difícil encontrar una voz narrativa a la altura de
estos hechos históricos ".
Albert Sánchez Piñol comenta que el
libro habla del coraje del pueblo de Barcelona y quien lo cuenta "es una
rata cobarde" porque para el autor, "esta es la gracia" de Martí
Zuviría, "un personaje absolutamente racional que termina en el cerco más
irracional del siglo XVIII "y este contraste es lo que le da" el
empuje narrativa que necesitaba el relato ".
Según el autor, cualquiera que haga
un libro como éste corre el riesgo "de caer en el panfleto y explicar algo
de buenos y malos" y, según afirma "no era lo que yo quería".
El escritor explica la dificultad de
hacer una novela con rigor histórico, con mucha documentación y que ésta no
estorbe y el texto sea fluido. Y añade que toda la documentación la recogió
"cuando todavía no existía internet".
Albert Sánchez Piñol manifiesta que
era consciente del riesgo que corría hablando "de un tema muy delicado y
muy sagrado para los catalanes como el Once de septiembre", ya que podía
haber gente que se sintiera ofendida, pero indica que esto no ha pasado
"porque se invoca a una de las verdades de la historia que menos se ha
tratado literariamente e históricamente: el papel protagonista de las clases
populares en los hechos". Según destaca "todo lo que se explica en la
novela a nivel histórico está absolutamente ratificado".
El autor indica que
"emocionalmente lo que quería era hablar de los de abajo y desde
abajo" y por ello elige un personaje para hacer de narrador "que está
en la trinchera, en primera línea".
Sánchez Piñol confiesa sentir pasión
por la mayoría de personajes de la novela, unos personajes reales porque según
asegura, "yo sólo he ratificado los hechos históricos", pero afirma que
los personajes y los hechos "le daban hecha la novela" . Uno de los
personajes es Rafael Casanova, con lo que Sánchez Piñol no sería tan crítico
como lo es Martín Zuviría porque considera que "hizo lo que pudo y,
encima, estaba rodeando de tantos héroes que su figura queda diluida y luchó en
primera línea ".
Según explica el escritor, al
tratarse de un tema ideológico, "los dos bandos han intentado manipular la
historia" y, para el autor, el bando catalanista cometió "dos
pecados": el primero, pasar de puntillas por la figura de Antonio de
Villaroel, "porque era un castellano dirigiendo las tropas catalanas"
y el segundo, "un error prototípico de querer exaltar los defensores de
Barcelona como si fueran guerreros homéricos que no cometían errores, ni tenían
debilidades".
Sánchez Piñol afirma que una de las
cosas que reiteradamente descubría en la documentación que estudiaba era que
una parte de las clases dirigentes catalanas continuó fiel a la Generalitat,
"no sólo tenían un comportamiento botifler sino que traicionaron la
causa" y esto, según remarca, "destacaba aún más el papel heroico del
pueblo catalán que llevó la iniciativa de la defensa".
Paralelismos actuales
Albert Sánchez Piñol encuentra
"algunos paralelismos entre la situación de 1714 y la actual" como,
por ejemplo, el hecho de que "fueron las clases populares las que
empujaron hacia la resistencia" porque sabían lo que significaba el
régimen borbónico . El autor huye del revisionismo histórico que indica que los
hechos de 1714 son algo "de cuatro campesinos engañados por los intereses
mezquinos de la nobleza catalana" cuando, según afirma "fue al
revés". Para el novelista, "hay gente que lee lo que le interesa,
pero la perspectiva de Victus es ésta: explicar las cosas de los de abajo y desde
abajo ".
Albert Sánchez Piñol confiesa que
tuvo que eliminar más de 200 páginas de la novela para dar un ritmo narrativo
vivo al relato. Por ello, rescatará algunos capítulos y continuará con la vida
de algunos personajes "absolutamente apasionante", como la narración
de lo que le pasó a Martín Zuviría después del Once de septiembre.
Además, también se está trabajando
para Victus se convierta en una película para explicar "la
historia de la lucha de una gente contra unas tiranías horripilantes".
Según comenta, la Guerra de Sucesión
Española sí fue una pugna entre dinastías embargo, destaca que "esto sólo
era la superficie, porque debajo había un conflicto de alto voltaje y era una
pugna entre dos modelos diferentes", remarcando que en Cataluña "se
decía que había un republicanismo monárquico".
Un autor que gana premios y lectores
Albert Sánchez Piñol, licenciado en
Antopologia y especializado en África, empezó redactando enciclopedias antes de
debutar en 2000 por vía doble, un ensayo, y un cuento en italiano.
Entre los premios recibidos se
encuentra el de Narrrativa corta Molino de Cheque. El estallido de Sánchez
Piñol será su primera novel.la al 2002: La piel fría gana premios, como el del Ojo
crítico de RNE o es finalista del premio librero, pero sobre todo gana
lectores: se ha traducido 37 lenguas.
Tres años después se repite el éxito
con una novel.la más compleja: Pandora en el Congo , premio Crítica Serra d'Or. En
2008 vuelve al relato breve, la fábula, el cuento con Trece
tristes trances .
Y el 2012 se lanza a la novel.la
histórica pero de una forma nada convencional y con el gran éxito de crítica y
lectores que ha sido Victus , el relato del asedio y caída de Barcelona ante las
tropas borbónicas en 1714.
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