“¡Qué
reguapo estás hoy, Platero! Ven aquí... ¡Buen jaleo te ha dado esta mañana la
Macaria! Todo lo que es blanco y todo lo que es negro en ti luce y resalta como
el día y como la noche después de la lluvia. ¡Qué guapo estás, Platero!”
(Platero y yo. Capítulo XXIX. Áglae)
Hace 100 años, la editorial La Lectura publicó por primera vez “Platero y yo” del español Juan Ramón Jiménez.
“En aquella ocasión
se publicaron 63 de los 138 capítulos de los que consta la obra” que tardó
siete años en ser escrita por Jiménez, que en 1956 recibió el Premio Nobel de
Literatura.
Influido por Rubén Darío y los simbolistas franceses, Juan
Ramón habla en su libro de la amistad entre un poeta y un burro, presentando al
hombre en contacto y armonía con su entorno, a través de un lenguaje lleno de
símbolos.
El autor hace una exaltación de la naturaleza, y presenta al
hombre en contacto y armonía con su entorno, a través de un lenguaje repleto de
símbolos y metáforas. Platero
y yo pertenece a la primera de las tres etapas en las que los
expertos en la obra del poeta estructuran su trabajo. En ese libro destacan las
precisas descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la
música, el color, los recuerdos y ensueños amorosos y la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario