II Antologia de Mujeres Creativas del Vallés.
Este relato corto es mi aportación
EL REGRESO
Abro los ojos mientras mi
cerebro todavía embotado por el sueño no es consciente de cuánto le rodea. De
repente, salgo del letargo con la rapidez de un galgo y me pongo en pie, con
una excitación que me asusta a mí mismo. ¡Sí! hoy es el día pero, ¿Qué hora es?
Miro el reloj, están a punto de dar las seis de la mañana. Es pronto, no hay
prisa, abro la ventana del dormitorio, miro al cielo todavía con estrellas, no
es plena noche, el azul del cielo ha empezado a aclararse por encima de las
lejanas montañas y me anuncia el nuevo día.
En el valle, pegada a al suelo se
balancea la niebla, como casi cada día, este hecho me indica que ha sido una
noche húmeda, por lo tanto, tendré que calzarme como es debido, si no quiero
mojarme los pies con la hierba mientras recojo unas flores.
Pienso mientras me visto, que
hoy nada puede fallar. ¿Le gustarán las flores? Claro que sí, qué pregunta, a
todas las mujeres les gusta. Tengo que causarle buena impresión, es mi último
tren, exclamo sin darme cuenta con cierta tristeza.
Desayuno con calma, esperanzado y
temeroso a la vez, como un niño ante una cosa nueva que la desea durando mucho
tiempo, pero al mismo tiempo, le produce miedo que el que vea no sea lo que
espera.
Voy colocando las flores con
sumo cuidado. Las horas se hacen largas, pienso entre suspiro y suspiro. Que
son unas horas después de esperar quince años. ¿Me encontrará viejo? Me digo a
mí mismo mientras me miro a un espejo. Las arrugas en mi rostro no dejan lugar
a dudas del paso del tiempo. Tal vez me encuentre apagado, ¿habré perdido la
jovialidad de antaño? ¿Seré muy diferente de aquella persona que era cuando nos
separamos? ¿Y ella? Porque ahora me
entra miedo. ¡La quería tanto! No pienses Manuel, ella estará igual, bonita,
encantadora, con aquellos ojos, con aquella mirada que un día te enamoró. Me siento mientras espero.
Tessa Barlo
16-04-2011
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